Comenzamos este capitulo con la realidad de una situación que
experimentamos todos; Cuando por fin hemos logrado avanzar, cuando hemos podido
superar las dificultades, es como quien ya ha sido lanzado hacia la meta y de
ninguna manera quisiera detenerse. Pero cuando perdemos impulso y vemos que no
se puede avanzar más, aparece la duda y nos preguntamos: ¿Qué estoy haciendo
mal? ¿Será que equivoqué mi decisión? ¿Abandono esta opción y vuelvo atrás?
Miedosa no ve mas que neblina y se da cuenta que el camino al que le
dirigen sus guías, no la lleva a escalar la montaña, y pareciera dar vueltas
sin avanzar. Esto le esta probando la paciencia, porque ya iba impulsada;
sentía que por fin avanzaba y de pronto pierde esa fuerza y su entusiasmo se
empieza a acabar. Resulta que la motivación de su anterior conquista ya no la
mueve mas y empiezan a regresar sus pensamientos negativos; la queja y el
desanimo la llevan a la duda y se siente nuevamente confundida.
¿Qué sucede cada vez que Miedosa se debilita en la confianza y pierde la
esperanza? Aparecen sus parientes, vienen a atacarla para regresarla al núcleo
familiar de donde salió, para ser nuevamente parte de los “Temerosos”. Pero
este encuentro con los parientes es distinto a los anteriores; aquí no hay una
lucha frente a frente, parece que la niebla del camino los oculta muy bien y
solo se alcanzan a escuchar sus voces. Esta vez Miedosa no los ahuyenta, ni los
trata como enemigos, sino que los escucha y le da crédito a sus palabras. Me
pregunto: ¿Porqué es tan pasivo ahora su encuentro con ellos ? Es que los ha
aceptado como sus acompañantes?
Esto me hizo reflexionar en algo que debemos asumir como parte de
nuestra naturaleza; las voces que Miedosa escuchaba, eran las de sus parientes,
pero pareciera que ellos vivieran en su interior y esas voces salieran de su
inconciente. Anteriormente se habían presentado como enemigos desde afuera,
como extraños agresores del exterior, pero esta vez los agresores
resentimiento, pesimismo, autocompasión, amargura, etc. son ella misma, viven
en su interior y le dirigen sus pensamientos. Esos sentimientos y emociones no
son solamente el efecto de haber convivido siempre con esos parientes, sino que
nacen de lo mas profundo de su ser; ella es una miedosa, resentida y llena de
autocompasión. ¡Que terrible realidad! ¡Seria devastador darnos cuenta de lo
que llevamos dentro si no tuviéramos un Salvador!
Miedosa no necesita que otro ser humano le incite a creer en la mentira,
es su mente negativa que la engaña. Ella no desarrolló durante su vida el
optimismo y la alegría, porque le falto la fe, la esperanza y el amor. Cuando
Miedosa se aleja de la fuente de fuerza interior que le brinda la confianza en
el Pastor y pierde la gracia, sale a flote su propia identidad. Aquí recordamos
a Jesús diciéndonos, no hace daño lo que viene de afuera, sino lo que sale del
corazón del hombre porque es del interior que nacen los malos deseos.
En fin, es muy fácil no escuchar el ruido que viene del exterior, basta
ponerse tapones en los oídos o audífonos bloquear el sonido. ¿Pero qué hacer
para bloquear el ruido interior? ¿Cómo hacer para callar los pensamientos
negativos? ¿De qué manera huir de los parientes destructivos que nos acompañan
donde quiera que vamos? ¿Cómo callar a la "loca de la casa" de la que
hablaba Santa Teresa, refiriéndose a la imaginación?
¡Aquí Miedosa descubre por accidente la respuesta! ¡Es Cantando! El
canto, aún cuando ella no tenía buena voz, ni mucho sentido de la música y el
ritmo, le ayuda a olvidarse de su mente negativa, la lleva a un nuevo estado de
la mente, la lleva a la oración. Su canto es alabanza y alegría, su canto son
susurros al oído del Pastor llamándole con dulzura. ¡Que hermoso remedio para
la tristeza, el desanimo y la falta de esperanza!
La música alegra el corazón y si se le canta a Dios es como orar tres
veces, dice el dicho. La alabanza es la puerta para entrar al corazón de Dios.
Las palabras de la canción penetran de tal modo en el corazón de Miedosa, que
en el momento de la tentación, ya no tiene mas importancia lo que le dice su
mente. ¡Y es que el corazón anhela las palabras que le recuerden el amor! La música es la herramienta para
ablandarle y dejar entrar mensajes de amor, de fe y esperanza! La música nos
sintoniza con el canto de los ángeles, con el movimiento del viento, con el
balanceo de las hojas de los árboles, con el ritmo de las olas del mar, con el
cantar de las aves, con el latir del corazón, con el ritmo de la vida. ¡La
música nos hace vibrar con el aliento divino del Espíritu Santo!!!
La música nos sensibiliza
al amor. Aquí me viene la reflexión sobre la importancia de abrir el corazón y
llenarse de optimismo. Pero entonces, ¿Como hacer para dejar nuestro pesimismo
atrás? y la respuesta es muy simple: ¡AMANDO!
Pero, ¿Cómo abrir el
corazón para amar? Si los sentimientos están dormidos que hacer? Hay un candado
que hay que quitar que se llama soberbia y una llave para abrirlo, que se llama
optimismo.
El pesimismo le pone límites a la voluntad, porque es el resultado de
nuestra mente sin fe, sin esperanza y sin amor. El desánimo es el resultado de
nuestra mente agotada, porque los planes no van conforme a los deseos o porque
se dio demasiado como resultado de la responsabilidad impuesta por las
obligaciones o por la propia voluntad. El pesimismo es una tentación que puede
matar el amor.
El optimismo nace del amor y la esperanza, de la confianza en un poder
absoluto que dirige el destino y que posee muchísima mas inteligencia que los
hombres, que es la Voluntad Divina. El optimismo nace de saber que todo
concurre para bien de los que aman amar. Amar
el amor es la clave del optimismo, porque tener confianza en el amor es lo
que te salva de cualquier abismo.
El optimismo es creer que
mereces mas de lo imaginado, pero no por merito propio, sino por gratuidad de
la bondad de Dios. El optimismo es saber que te corresponde mas de lo que tienes,
pero hay que ser paciente para esperarlo. El optimismo nace de la fe y el
amor al estar convencido de que vales mucho porque eres amado por Dios. ¡El
optimismo nace cuando deseas abrir el corazón y finalmente entregas aquello que
anhelas dar, tomando el riesgo de no ser correspondido! El optimismo nace de un
corazón agradecido que sabe admirar lo mas pequeñito, lo mas insignificante y
le parece la belleza mas grande. El optimismo nace de saberse contentar los
pequeños detalles, que son los que llenan nuestra pequeñez, nace de querer ser
feliz y dejar para los demonios la amargura y el odio. El optimismo crece al
mirarnos a los seres humanos como lo que somos, unas criaturas indefensas y
vulnerables, a veces sometidas al espíritu del mal por no haber sabido confiar
en el amor, pero que todos podemos alcanzar la libertad anhelada através de Jesús.
El optimismo viene de saberse parte de todos, aunque muchos te rechacen
por su limitada capacidad de darse cuenta que formamos juntos un solo cuerpo. El optimismo
nace al mirar cada día un nuevo amanecer hermoso y saber que tienes una nueva
oportunidad de ser mejor, de saber que el sol te lo regala Dios para calentar tu corazón y derretir el hielo, el optimismo te lo da el ciclo de las
estaciones que siguen una ley constante que tiene que pasar, donde el hielo se
derrite y surge nueva vida.
¡El optimismo lo da la
esperanza! Esa esperanza en aquel que resucitó de la muerte para demostrarte
que el amor no se acaba, pero que si se transforma, porque es precisamente esa,
la verdadera fuente y energía que da verdadera vida. ¡El optimismo, es esa gran conquista!
Con una rendija que se le abre a la ventana, entra toda la luz del sol,
con una pequeña apertura del corazón entra la potente fuerza del amor de Dios,
cuando no se ponen trancas de egoísmo, miedo u orgullo para resistirle. No se necesita combatir al mal, sino mas
bien generar el bien y así el mal no tendrá ningún poder. Jesús pudo darlo todo
hasta la ultima gota de sangre amando con ternura y entregándose con alegría sabiendo
que tenía la victoria sobre la muerte. San Pablo nos recuerda en Rom. 12,21 “
No te dejes vencer por el mal. Al contrario, vence al mal con el bien”.
El amor es mi esperanza y quiero vivir en ella, aunque la mente torpe y con tendencias orgullosas me trate de convencer de lo contrario. Quiero escuchar el canto de las aves y cantar con ellas mi gratitud a la vida y la alegría de amar y esta actitud aleja de mi todo lo negativo, ahuyenta de mi al espíritu del mal y me llena del Espíritu de vida, de amor y de gozo. Recuerdo de un chiste que me enseñó mucho sobre el optimismo:
Eran
dos hijos uno agradecido y otro rebelde e inconforme. El padre justiciero,
compro de regalo de navidad para el hijo agradecido una bicicleta, y para el
malagradecido envolvió excremento de caballo en una caja y puso sus regalos en
los zapatos de los hijos junto al árbol de navidad. El padre por error
confundió los zapatos de sus hijos y al amanecer el hijo malagradecido recibió
la bicicleta y dijo: “Yo no quería una bicicleta, me voy a caer y raspar las
rodillas y no me gusta hacer ejercicio”. Mientras que el niño optimista y
agradecido miro la caja maloliente, y se alegro inmensamente.
Pensó que su regalo era un caballo y salio corriendo a buscarlo afuera.
Este cuento me perturbó por mucho tiempo de niña, aunque a mi papá le
daba mucha risa. Me hizo analizar el optimismo y el pesimismo desde una nueva
perspectiva. El optimismo es hermoso y positivo siempre y cuando no se
transforme en ilusión infantil sino que se centre en la verdad, y el pesimismo
es necesario en nuestra mente a veces para mantener el sentido del realismo,
aunque sin dejarlo crecer al grado de robarnos la esperanza. El P. B. Groecher,
tiene una frase: “Hay que ser medianamente pesimista, porque el demasiado
optimista está lleno de desilusiones, pero el medianamente pesimista siempre
recibe todo como gratas sorpresas”.
De aquí volvemos a la necesidad de
anclar nuestra vida en la verdad que es Jesús, y actuar con discernimiento.
Saber que todo lo puedo en Cristo Jesús que me fortalece y confiar que con lo
poco que puedo dar, Dios puede hacer cosas inmensas, solo que no debo yo
esperarlas sino dejarle los resultados a Dios. Mi optimismo esta, en saber que
Dios hará maravillas, pero a mi quizá no me corresponde conocerlas porque van
mas allá de mis planes. Lo que si me corresponde es buscar las fuentes de
alegría y amor, alabarle y cantarle a Dios agradeciendo por todo y por todos. Y
recordar el consejo de Sn Pablo en Fil 4,4. “Alégrense siempre en el Señor. Repito: ¡Alégrense! Que todos los
conozcan a ustedes como personas bondadosas. El Señor está cerca. No se aflijan
por nada, sino preséntenselo todo a Dios en oración; pídanle, y denle gracias
también. Así Dios les dará su paz, que es más grande de lo que el hombre puede
entender; y esta paz cuidará sus corazones y sus pensamientos por medio de Cristo
Jesús”
Bendiciones
Ana María
Busque en el diccionario para estar segura del significado real de esta buena y poderosa palabra “Optimismo” y decía así; “la creencia en que cosas buenas pasaran”, “la creencia de que el futuro será mejor”, “propensión a juzgar las cosas favorablemente”; mientras que la palabra positivo, significa: “cierto, verdadero, sin duda”, aunque en ingles también esta como optimista.
ReplyDeleteDesde pequeña recuerdo haber escuchado esa palabra frecuentemente “el ser positivo (a)” pero en realidad hoy me doy cuenta que debería haberse dicho siempre “ser optimista”, me parece que irradia mas a la persona e implanta mas fe en lo que desea lograr.
Recientemente viví una experiencia donde pude ver la gran diferencia en mi vida y el resultado final siendo optimista, pensando más en ser positiva, de igual forma surtieron efecto en lo que quería lograr y que estuve luchando y pidiendo a Dios con toda la fuerza que él me dio.
Realmente pienso y soy testigo de que hay que tener mucha ilusión y optimismo en la vida para lograr lo que uno desea, sobre todo cuando es algo que está en las posibilidades de ser; aunque igualmente Dios hace maravillas y para el nada es imposible, cuando hay una verdadera fe que mueve montañas como dice la Palabra de Dios. La gran diferencia que yo pude percibir esta vez para que todo se tornara a mi favor fue que me llene de mucho optimismo, seguí los deseos de mi corazón y oraba mucho pidiendo lo que yo quería, pero siempre siendo humilde y entregándole mi voluntad a Dios. Por supuesto que todo esto vino después de haber vivido un buen tiempo con pruebas que me fueron mostrando, guiando, fortaleciendo y que fui superando por su Gracia y por su Amor.
Como dice la enseñanza de este capítulo, el cantar, alabar y elevar oraciones a Dios, hace que nuestro espíritu se eleve dejándonos una paz y una sensación de bienestar que nos une al Espíritu Divino de Dios y nos deja percibir su bondad y amor. Definitivamente una persona optimista esta alabando al Dios vivo que vive en ella y puede expresarlos con palabras y acciones que muestran la gran confianza en que con Dios todo es posible.
“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” Filipenses 4:13
“Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.” Romanos 8:37
“Si permanecéis en mi, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.” Juan 15:7
“De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido. “ Juan 16:23,24
“Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.” Marcos 11:24
TU SABES MI SEÑOR JESUS CUAN AGRADECIDA ESTOY A TI !!! TE AMO Y SIEMPRE TE AMARE !!!