En el día de navidad, nos gozamos con los detalles de amor de los regalos y el compartir con los demás. Los niños esperan esta fecha con ilusión, porque desean recibir aquello que anhelan. El mensaje es claro y muy cierto: ¡La navidad es el tiempo de recibir el regalo mas anhelado!
¿De qué se trata toda la historia de Navidad?,
¿Qué mensaje quiere Dios darnos a través de su Palabra? La imagen que tenemos
del tradicional pesebre es muy lejana a la realidad del lugar donde nació Jesús;
una cueva oscura, húmeda y maloliente donde se guardaban los animales para resguardarlos del clima o de los ladrones en aquellos tiempos. La historia de los reyes magos parece un
cuento para despertar la imaginación de los niños que completa la pintoresca
escena del pesebre. La realidad es que el Evangelio no dice que la visita de
los magos fuera enseguida de Navidad, ni que se llamaran Melchor, Gaspar y
Baltasar, ni que fueran reyes, ni que fueran tres; esto es piedad popular, pero
la historia contiene un profundo mensaje.
De los cuentos infantiles y tradiciones
podemos extraer tremendas enseñanzas, Pinocho me enseño lo grave de mentir, los
ratoncitos de Cenicienta me enseñaron el precioso valor del servicio y la
amistad. Hansel & Gretel me enseñaron a desconfiar de lo atractivo y dulce.
La historia de los Magos de Oriente nos revela la necesidad de buscar al Salvador, no importa la raza o nación. Dios se nos manifiesta (Epifanía), y nos
guía hacia donde se encuentra el verdadero amor. El está oculto entre la paja
humilde de una cueva oscura. Estos hombres de todo el mundo con sus diferentes
creencias, pero en búsqueda de la verdad, salen al encuentro de esa luz, mas
grande que la estrella, para ofrecerle sus regalos, y sus vidas en adoración. Desafiando
el camino incierto, cruzando desiertos, valles y montañas, van con un objetivo
claro: encontrar un tesoro mas grande de lo que antes consideraban valioso, el
oro y los aceites.
El gesto de entregar las ofrendas a los pies de aquella humilde criatura indefensa, nos revela el mensaje de esos sabios científicos de esa época: “Que busquemos al verdadero tesoro y dador de todos los tesoros del mundo, que vale la pena arriesgarse para salir a su encuentro y ofrecerle nuestros talentos”. Ellos adoraron al Mesías, del cual los reyes mas poderosos envidiarán su pobreza, los sabios desdeñaran su verdad y los infelices aborrecerán su sosiego.
El gesto de entregar las ofrendas a los pies de aquella humilde criatura indefensa, nos revela el mensaje de esos sabios científicos de esa época: “Que busquemos al verdadero tesoro y dador de todos los tesoros del mundo, que vale la pena arriesgarse para salir a su encuentro y ofrecerle nuestros talentos”. Ellos adoraron al Mesías, del cual los reyes mas poderosos envidiarán su pobreza, los sabios desdeñaran su verdad y los infelices aborrecerán su sosiego.
Para comprender los cuentos, es necesario hacerse como niño; transportarse a la escena y disponerse a disfrutar ese viaje de la imaginación. Nuestras
navidades están llenas de eso, mucha ilusión de niños. Por eso quiero contarles
este cuento que me ayuda a entender mejor la navidad:
Esta es la historia de un emperador
japonés que estaba fascinado con
un pájaro que observaba desde su ventana. Quería poderlo contemplar todo el
tiempo, por eso contrató al mejor pintor del reino para hacerle un cuadro del
ave que tanto admiraba. El pintor le dijo que tardaría un largo tiempo en entregárselo.
El emperador desesperado después de un
año fue a demandarle su cuadro. Cuando llegó, le dijo que se llevaría su obra
como estuviera. El pintor sacó entonces una tela en blanco, y en menos de una
hora le pintó el pájaro, completando una obra de arte hermosísima.
El emperador le preguntó porque, si él
era capaz de pintar el cuadro en tan corto tiempo, se había demorado tanto en
hacerlo. Entonces el artista le mostró todos los esbozos y dibujos que guardaba
en un baúl lleno de su trabajo; alas, cabezas, patas del ave, esbozos del
vuelo de perfil, etc.
El tiempo que le había tomado
perfeccionar su técnica e investigar al ave, le hicieron poder ser capaz de
pintar con tal maestría esa pintura en menos de una hora.
Esta simple historia, me recuerda lo
que pasa en el vientre de la madre donde se va gestando la perfección de un ser
humano. El bebé permanece oculto a nuestros ojos, tan solo podemos ver el
crecimiento del vientre y a veces sentir su movimiento, aunque la tecnología moderna
ahora nos permite visualizar imágenes de ultrasonido sorprendentes. Pero
naturalmente no vemos el crecimiento del bebé, dando así lugar a la
imaginación. Yo ni siquiera quise saber el sexo de mis hijas antes de que
nacieran, la expectativa me hacía aún mas grande la sorpresa de tan inmenso
regalo. Me acuerdo con cuanta alegría contaba los días; disfrutaba imaginar
cada día su crecimiento, y proveía
a mi cuerpo con lo mejor que podía para permitirle a mi bebé crecer sano. ¡No podía
pensar en otra cosa que no fuera su preciosa vida! Esas dos bebés se volvieron
desde entonces hasta la fecha el centro de mi amor. El amor mas puro que
conozco y que continua creciendo en mi corazón.
De la misma manera nosotros nos vamos
transformando durante la vida, perfeccionando diferentes aspectos de nuestra
naturaleza, parte por parte, hasta completar la obra de arte que Dios quiere
hacer de nosotros. El adviento es el tiempo de preparación para que finalmente
lleguemos en la navidad a revelar la nueva criatura que somos. Así como el
artista tomó ese año de práctica continua, y la madre esperó los nueve meses de
gestación, nosotros vivimos esta tradición que nos va dirigiendo durante cuatro
semanas de conversión, penitencia y reparación.
El pintor hizo su parte; usó su talento para
prepararse dibujando, y perfeccionando sus habilidades, la madre se prepara
cuidando de si misma, instruyendose en la maternidad y comprando lo necesario para cuando el bebe nazca . Nosotros en el adviento vivimos la alegría de la espera, comprando
generosamente regalos, perdonando y buscando caminos de reconciliación y paz,
ofreciendo nuestros deseos de cambiar sacrificándonos por los demás.
Nos queda confiar en ése don, ése regalo que
Dios nos da este día para poder ser verdaderamente transformados: El regalo del
nacimiento de Jesús en el pesebre de nuestro corazón.
El don del artista, es el talento
recibido por gracia; la vida del bebé
es el regalo y don divino que solo Dios puede dar a esa madre y nuestra nueva
vida en el Espíritu es el don recibido esta Navidad. Dios nos ha dicho que El puede hacer de nosotros una obra de arte,
la réplica del modelo perfecto que es
Jesús.
Cada navidad celebramos haber recibido el regalo del hijo de Dios, que vino al mundo para salvarnos hace mas de 2000 años; pero en realidad,
el sentido de la navidad debe ser hoy para nosotros un nuevo nacimiento, el de un
bebé santo que quiere vivir dentro de la casa que es nuestro propio cuerpo.
En la navidad, ese bebé entra en esas casas
humildes que desean darle posada, entra en aquellos que desean admirar la perfección de sus deditos,
ojos , boca etc. Viene ese bebé para escuchar los latidos del corazón
herido de tantos, para que con sus manitas suaves y tiernas ablande los
corazones de piedra endurecidos por el orgullo. Jesús quiere entrar para
dar una vida nueva como regalo a todos; a injustos, egoístas, avaros, envidiosos, a todos, pecadores
y santos, para que con la abundancia de su amor penetre la luz a sus vidas y
transforme al mundo. El nos quiere transformar a todos en pequeños niños inocentes
dispuestos a crecer en una nueva vida de verdad, libertad y amor, llenos de su
gracia para poder ser fuentes de
alegría y esperanza, y así podamos construir un reino de amor y paz en nuestro
hogar, nuestra comunidad y el
mundo entero.
Recibamos a Jesús niño, para amarnos todos
como hermanos, reconociéndonos engendrados por el mismo padre y madre que es
Dios mismo. Lo único que necesitamos es desear trabajar para poder lograr ser verdadera familia en
su amor, todo lo demás el lo hará con su GRACIA. Recibamos esa gracia al
acogerlo con amor esta preciosa NAVIDAD. ¡Hoy comienza una nueva vida en Ti!
¡Feliz día para ti y todos los que amas!
Con Amor
Ana María
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