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PIES DE CIERVAS EN LOS LUGARES ALTOS. CAPITULO 16. Sepultura en las Montañas



                                             REFLEXION

En el Capitulo anterior, el Pastor le dijo a Miedosa: “Toma ahora la promesa que recibiste cuando te llame a seguirme a Los Lugares Altos,  toma el anhelo natural del amor humano, y ofrécelos como una ofrenda quemada”. Miedosa decidida y llena de convicción, va en busca del lugar para hacer la ofrenda. Se dirige hacia aquel  sitio que le mostró el pastor desde la entrada de la cabaña, hacia lo alto, donde nacía la cascada.

      Ella obedeció fielmente y llegó hasta ahí tan débil y cansada, que sus dos compañeras tuvieron que ayudarle a dar el último salto en el barranco, para llegar finalmente a encontrar la piedra que sería su altar dentro de una fosa. Esta parte me recordó lo bueno de estar acompañado, lo importante de tener en quien apoyarse cuando estas cansado y afligido. Probablemente  si Miedosa hubiera estado sola ahí, con la debilidad que sentía, quizás no hubiera podido dar ese último salto. Pero sus compañeras, al verla exhausta, tomaron todo su peso en ellas y la sostuvieron en la caída. En el evangelio, la historia del paralítico es parecida, en (Mt 2, 4): Entonces, entre cuatro, le llevaron un paralítico.  Pero como había mucha gente y no podían acercarlo hasta Jesús, quitaron parte del techo de la casa donde él estaba, y por la abertura bajaron al enfermo en la camilla en que estaba acostado. Cuando Jesús vio la fe que tenían, le dijo al enfermo: Hijo mío, tus pecados quedan perdonados”.

Si el paralítico del evangelio no hubiera tenido amigos que le llevaran hasta Jesús, ingeniandoselas para acercarlo hacia El a pesar del gentío, atreviéndose a subirlo por el techo y después abriendo un hueco en el, entonces  el no hubiera recibido sanación. Me imagino esta escena tan peculiar y  la alegría de Jesús al ver el amor y sacrificio de esos amigos, tanta fe  de esos cuatro inocentes que se arriesgaron a hacer semejante locura. Aquel paralítico debió estar agradecido por haber recibido la ayuda a apoyo de sus amigos para llegar hasta Jesús, y mas aun gratitud con Dios porque recibió su amor y su bendición, siendo perdonado y después sanado. En nuestra historia, me imagino que también el corazón de Miedosa se llenó de gratitud, por tener tan fuertes y fieles acompañantes.

Que alegría poder contar con amigos, familiares y miembros de la comunidad que nos dan su apoyo incondicional cuando estamos débiles, enfermos, desanimados o tristes. Cuantas gracias debemos dar a Dios por cada una de esas personas, que en nuestras vidas nos han sostenido en sus hombros, ofreciéndonos su ayuda. Y con cuanto amor nos debe mirar Dios, cuando cada uno de nosotros hemos sido ese apoyo para alguna persona, ya sea tu hijo, esposo, amigo, familiar o desconocido. Me imagino que en esos momentos, recibimos la mirada que Jesús les dio a aquellos hombres, que subieron al techo la camilla con el paralítico. Y con esa misma ternura, con que Jesús les concede lo que ellos piden, a nosotros nos responde de la misma forma. Porque el gesto de amor que esos amigos tienen por el paralítico, es la mejor intercesión que cualquiera haya podido hacer. ¡Nuestros gestos de amor hacia los mas débiles o enfermos, son como una intercesión a favor de las necesidades de ellos, no hecha en palabras u oraciones, sino con obras de misericordia! Y Dios no se tarda en responder con amor y bendición a los deseos de nuestro corazón. Aquellos hombres debieron sentirse desilusionados cuando Jesús le dice al paralítico: “tus pecados te son perdonados” en vez de sanarlo, pero mas tarde le daría la sanación completa. Hay que confiar que Dios responde a nuestras necesidades como conviene y en el tiempo perfecto.

     Pena y Congoja han obedecido fielmente al Pastor acompañando, guiando y sosteniendo a Miedosa. Por amor a Dios han cumplido esa misión, y en el camino han ido aprendiendo a amar a Miedosa, a defenderla, animarla y levantarla. Cuantas veces, el acercarnos a un familiar o amigo  enfermo, nos ha dado la oportunidad de fortalecer  o crear vínculos de amor con ellos,  y ha sido la ocasión de compartir nuestra fe o de transmitirles vida y alegría con nuestra visita. ¡Cuantas veces llevándoles la comunión de amor a los enfermos, ellos han recibido sanación! Demos gracias a Dios por todos aquellos que han sido verdaderos acompañantes en el camino para nosotros y pidámosle que nos ayude con su gracia a ser buenos acompañantes para otros, y que siempre estemos llenos de su amor.

Miedosa se encuentra sola frente a ese altar, llamando al Pastor. Al parecer esta allí abandonada, en un lugar donde ni siquiera los enemigos pueden llegar, en una fosa que le mantiene como sepultada. Ese es el lugar donde debe entregar la ofrenda, que para ella es un gran sacrificio; entregar su amor humano con todos sus deseos y anhelos, sueños y esperanzas. Solo la mueve el deseo ardiente de hacer la voluntad de su Señor.

Arrancar esa planta que había crecido en su corazón era algo imposible para Miedosa, se siente incapacitada, pero ella sabía que lo tenía que hacer y lo deseaba entregar por amor. Se sentía sin fuerzas, y pide ayuda a sus acompañantes, pero por alguna razón que ella no entiende, ellas ya no la pueden ayudar, porque saben que ese asunto le corresponde solo a Dios. Es una entrega que necesita hacer ella sola. Este es  un momento de intimidad tal entre el Pastor y ella,  que Pena y Congoja ya no pueden intervenir.

       Sin embargo aparece una tercera figura, el sacerdote del altar. El ha sido enviado por Dios para arrancarle la planta de su corazón. El Pastor le había dicho que cuando escalara los Lugares Altos, la semilla que El plantó como una espina, ya habría florecido para entonces, y así fue. Las raíces estaban enredadas y encajadas en todo su ser. Para ella era un sacrificio doloroso esta entrega, fue como una cirugía que hizo el sacerdote en ese altar, donde la tuvo que atar de manos y pies.  (Toda esta analogía la entenderemos mas claramente el los capítulos subsiguientes). 

       Miedosa, mientras yace en el altar del sacrificio, mirando hacia lo alto y en medio de un silencio abismal, repite entonces la promesa que el Pastor grabó en su corazón y por la cual dejo atrás todo su pasado: Porque el Señor me da fuerzas; hace mis pies como de cierva y me lleva a alturas donde estaré a salvo.”(Habacuc 3,19) .

Esa entrega es la ofrenda mas grande que hasta ahora haya podido hacer Miedosa, total y absoluto abandono en la voluntad de Dios. Me recuerda la oración de San Ignacio:

Toma Señor, y recibe
toda mi libertad, 
mi memoria,

mi entendimiento
 y toda mi voluntad;
todo mi haber y mi poseer.

Tu me lo  diste,
 y a ti Señor, lo devuelvo.

Todo es tuyo:
 dispon de mi
 según Tu Voluntad.
Dame Tu Amor y  Gracia, 
que éstas me bastan
Amén..

Miedosa sabe que ahora esta absolutamente despojada de todo y dice "esta consumado". Esta fuera una de las ultimas "siete palabras" que dijo Jesús en la cruz, y después de eso expiró.Había allí un jarro lleno de vino agrio. Empaparon una esponja en el vino, la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca. Jesús bebió el vino agrio, y dijo:Todo está cumplido” (Juan 19, 29-30).
Este proceso por el que pasa Miedosa de entrega, no necesariamente se aplica solo a la muerte física, podemos pensar en momentos en que llegamos al término de un proceso; como cuando tenemos una fecha limite, una boda, un examen, un parto, o un maratón y al fin llega esa fecha. En el momento en que ha sucedido el evento esperado, viene un descanso, un respiro. Como un desvanecimiento del cuerpo en el cual ya no se lucha con mas fuerzas, porque ya no corre la adrenalina del estrés, y  entonces se llega a un descanso profundo. Cuando se acabó la lucha,  y se entregó lo que había que entregarse, entonces queda uno exhausto. Este es el mismo sentimiento que nos acompañará en el día de la muerte, donde ya no habrá mas lucha por hacer; porque en la voluntad de Dios se llegó a la fecha limite, y solo resta entregar el último aliento del cuerpo debilitado, para finalmente descansar en paz. En esos momentos, no contarán mucho los resultados obtenidos, porque siempre quedarán muchas cosas pendientes por hacer, sueños por realizar, pero en esos momentos, entregarselos a Dios confiando en su misericordia, es la ofrenda que mas le agrada. Así como lo hizo Miedosa, conforme y sin mas lucha interior, en  completa serenidad y sabiendose amada.

 En ese momento, en ese altar ya sea de una cama de hospital o en el lugar que Dios disponga, en esos breves últimos instantes, se ofrece la vida entera, todo lo que poseemos se consume en el fuego de la voluntad Divina y nos separamos de este mundo para comenzar una nueva vida. Los que sufrimos la separación por la muerte de un ser querido, nos quedamos con una esperanza hermosa, sabiendo que esa nueva vida ya no es acompañada de dolor, ni pena, ni enfermedad. Finalmente se ha logrado liberar del cuerpo encadenado y condenado a la muerte, para gozar de una realidad que nosotros desconocemos, pero que nos imaginamos a través de la fe; El momento de alcanzar la Misericordia, Amor y justicia de Dios para recibirnos en sus brazos.

Miedosa finalmente queda dormida, y en ella hay una paz que ella no conocía, un descanso que jamás había experimentado.


Bendiciones
Ana Maria



1 comment:

  1. Llegaron a una cavidad, que parecía a una tumba, en el cual no se podía ver su profundidad. Para llegar al destino final del desfiladero tenían que saltar allí. Miedosa sin titubear se cogió de Pena y Congoja y tomo el salto. “El lugar al que fueron a parar era profundo y de haber estado sola se habría herido en la caída. Sin embargo, sus compañeras eran tan fuertes que el salto no parecía causarles ningún daño, y la cargaron con mucha facilidad entre las dos y amortiguaron la caída con tanta suavidad que lo único que sufrió fue una rozadura y una sacudida.”


    Me encanto esta alegoría del libro que muestra tan gráficamente que solo cuando se confía puede uno abandonarse en su voluntad y tomar ese salto de confianza. Ese SALTO AL VACIO nos lo explica mejor Santa Teresita de Lisieux,”¡Qué dulce es el camino del amor! ¡Cómo deseo guiarme con el más absoluto abandono a cumplir la voluntad de Dios! (MA f. 84) Mi camino es todo de confianza y de amor… Veo que basta reconocer la propia nada y abandonarse como un niño en los brazos de Dios (Carta 203). Este camino es el abandono del niñito que se duerme sin miedo en los brazos de su padre (MB 1). El abandono es el fruto delicioso del amor (poesía 42).” Miedosa ahora era la cascada que tanto había admirado en el capitulo anterior y así como la cascada cae para seguir el camino, así ella cae para seguir el camino de su voluntad. Y podremos nosotros también decir la simple y bella oración que Santa Faustina Kowalska nos enseña, “Jesús, en ti confío.”

    Y seguimos viendo el abandono de Miedosa, “En todo el mundo había una sola cosa que importaba de verdad; hacer la voluntad de Aquel que ella seguía y amaba, sin importar cual fuera el precio. Era bastante extraño, pero cunado se arrodillo allí en el altar, al parecer abandonada en esa última y, tremenda crisis, no había señales ni sonidos de la presencia de sus enemigos…como si ella estuviera en un mundo diferente por completo…No sentía nada, sino una gran quietud en la que solo permanecía un deseo; hacer lo que El le dijo, solo porque se lo pidió….una llama ardía, en su corazón, sin cesar, la llama del intenso deseo de hacer la voluntad de su Señor. Todo lo demás estaba muerto y convertido en cenizas.”

    Ya después en el altar el sacerdote le arranco de Miedosa el amor humano y tomo la planta madura y la lanzo sobre el altar donde se consumo en una llama de fuego. Entonces pensé esto era el ultimo obstáculo que tenia que vencer para estar libre de todos sus miedos y poder recibir lo que tanto anhelaba, los pies de ciervas. Y veía la similitud de este relato con Mat 13:30 cuando se separara la mala hierba del trigo y se mandara a quemar. También este relato me recordó de Gedeon en Jueces 6:21-25 que quería una prueba que en verdad era Dios que le daba la orden a liberar los Israelitas. Fue entonces ordenado a sacrificar un cabrito con panes en el altar y cuando el Ángel toco la ofrenda con la punta de su bastón se consumo todo en una llama de fuego. Veía todo esto como el libro mostrándonos que es Dios quien recibe la ofrenda de nuestra entrega y la consume en el fuego de su amor.

    Cuando llegamos al grupo y nos contó Ana María lo que había pasado en realidad es que Miedosa se había muerto quede un poco desconcertada. Como que murió? Y sus pies? Pero entonces fuimos hablando que así es la muerte, un simple pasar de un estado de vida a otro estado de vida. Y que la muerte podía ser muchas cosas como una mudanza, un nuevo trabajo, un divorcio, etc. que requiere una renuncia nuestra y una apertura a un nuevo comenzar. Y hablábamos que lindo que el libro nos mostraba que no tenemos que tenerle miedo a la muerte, porque Cristo venció la muerte! (1Corintios 15:55)

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